El diagnóstico desempeña un papel central en la actividad clínica: es la primera intervención clínica en el paciente y su resultado condiciona el desarrollo de la práctica clínica posterior, sin olvidar el impacto social que puede tener por el efecto de asignar a los ciudadanos etiquetas de falta de normalidad.
El proceso diagnóstico constituye una actividad intelectual muy exigente y requiere una compleja imbricación de conocimiento académico, experiencia clínica y capacidad de obtener información a la cabecera del paciente. Por ello, la habilidad para realizar un diagnóstico es una de las cualidades más valoradas por los propios clínicos, e incluso, a veces, se señala el diagnóstico como la actividad más característica de los médicos, actividad que ningún otro profesional puede hacer.
En las revistas médicas, sólo una pequeña minoría de estudios están dedicados al diagnóstico y ya hace más de 10 años que Reid et al llamaron la atención sobre la poca calidad de los estudios de evaluación de las pruebas diagnósticas y la situación no parece haber mejorado.
Este curso tiene el objetivo de profundizar en el diseño, sesgos y lectura crítica de éste tipo de estudios