La práctica clínica de los profesionales de la salud conlleva a diario la toma de decisiones sobre tratamientos o pruebas diagnósticas, que deben realizarse con el respeto a la autonomía de los pacientes, la consideración de sus valores y preferencias y la confidencialidad de la información clínica. Para ello, los profesionales tienen que adquirir los conocimientos y competencias que les permitan analizar y resolver los conflictos éticos que surgen en la práctica asistencial. Por esto es fundamental la adquisición de destrezas para la comunicación interpersonal con el objetivo de promover una relación médico-paciente efectiva, así como para la deliberación en la resolución de los conflictos éticos.